Venerable Tecla Merlo

 

 

La Venerable Tecla Merla era una joven decidida y muy sensible a los signos de los tiempos. Invitada por el padre Alberione para colaborar con la fundación de las Hermanas Paulinas, aceptó el desafío y dedicó toda su vida a la orientación y animación de las hermanas y al servicio del pueblo de Dios, como apóstol valiente de la comunicación social.

“Y ruego también a ti, verdadero compañero, que las ayudes, ya que lucharon por el evangelio a mi lado… y demás colaboradores míos, cuyos nombres en el libro de la vida”.

La sierva de Dios Sor Teresa tecla Merlo, nació en Castagnito d´Alba el 20 de febrero de 1894. Transcurrió sus primeros años en el ambiente de su familia, de la escuela, de la parroquia, empeñándose en el apostolado catequístico, en la asistencia y formación de las jóvenes.

A los 21 años se encontró con Don Alberione, fundador de la Familia Paulina, quien la invitó a colaborar con él en la organización del Instituto de las Hijas de San Pablo. Con un espíritu dócil y disponible a la voluntad de Dios, aceptó la invitación con sencillez y fe. Más adelante se le confió la responsabilidad principal en la guía de la nueva Congregación y fue llamada “PRIMERA MAESTRA”. En el 1922 junto a otras jóvenes emitió los primeros votos religiosos. Con el ejemplo, la palabra, la oración, supo ir adelante, dirigir y sostener a la Hijas en la “nueva vocación” a ellas reservada en la Iglesia. Decididamente abierta a los “signos de los tiempos”, sensible a las necesidades de la sociedad, efectuó viajes en las diversas partes del mundo para encontrarse con las Hijas. Movida siempre de un único fin: “promover la gloria de Dios, el bien de las almas, dio impulso a las iniciativas apostólicas, aumentando y alimentando los Centros de la difusión de la Verdad, mediante los instrumentos modernos de la Comunicación Social: prensa, cine, radio, TV, filminas, discos, considerados siempre por ella con medios de evangelización. Le fue de profundo conforto espiritual el documento conciliar “Inter mirifica” a través del cual una ulterior confirmación para el mandato de su instituto. El 5 de febrero de 1964, murió dejando a sus Hijas un rico patrimonio espiritual y la huella de un seguro en la Iglesia de Dios.

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